Jugando a ser Dios – CRISPR/Cas9

No fue hasta 1993 con el estreno de Parque Jurásico de Steven Spielberg cuando la población mundial pudo esbozar en la imaginería mental una pequeña idea de la gran magnitud que puede alcanzar el uso de la ingeniería genética. Fue su actor secundario Jeff Goldblum, interpretando al Doctor Ian Malcolm, quien alertó en la mejor escena de toda la trilogía de los riesgos de “Jugar a ser Dios”.

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Escena de la película «Parque Jurásico», de Steven Spielberg.

Han pasado veinticinco años del estreno de la película y, como casi siempre, la realidad ha superado la ficción; aunque las bases científicas y tecnológicas desarrolladas actualmente difieran de lo expuesto por Spielberg.

Fancisco J.M. Mújica, profesor de la Universad de Alicante, fue quien sobre los años 90 descubrió unas secuencias características en el genoma bacteriano que años más tarde (2002) bautizaría como CRISPR. CRISPR (Repeticiones palindrómicas cortas agrupadas y regularmente interespaciadas) son secuencias de ADN bacteriano que contienen fragmentos de ADN vírico que previamente han infectado a dicha célula. Constituyen un papel fundamental como sistema de defensa bacteriano y están presentes en el 40% del genoma de todas las eubacterias, y en el 90% del genoma de las arqueobacterias. Estas secuencias de ADN bacteriano se asocian con proteínas de los genes Cas que actúan como nucleasas. En conjunto (CRISPR/Cas) forman un perfecto sistema inmunitario procariota que proporciona a las células una magnífica inmunidad adquirid

 

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Complejo CRISPR/Cas9 interaccionando con una doble hélice de ADN.

 

Gracias a su descubrimiento, desde 2013 se está utilizando como herramienta de edición genética. Al administrar la proteína Cas9 y los ARN guías apropiados del gen que queremos editar esta técnica permite cortar el ADN en el sitio exacto, y reemplazar esa secuencia por aquella que nos intereses. Las aplicaciones de esta técnica pueden ser infinitas, desde eliminar secuencias de ADN que producen enfermedades hasta fabricar seres humanos a la carta con todas las atribuciones físicas que deseemos. Dicho en otras palabras, “jugar a ser Dios”.

Manos

Pero siempre que queremos “jugar” a algo debemos conocer con exactitud todas las reglas del juego. En los primeros ensayos realizados se ha comprobado que el uso de esta técnica potencia a corto plazo el desarrollo de tumores. Y el por qué de este hecho ya se conoce. Para permitir que CRISPR/Cas9 pueda actuar libremente debemos desactivar previamente un mecanismo de control celular esencial: P53.

P53 es un gen perteneciente al grupo de genes supresores de tumores que tienen una función primordial en el control de la expresión génica, control del ciclo celular, la apoptosis (muerte celular programada) y la estabilidad del genoma. Exactamente P53 es un gen implicado en el control del ciclo celular y en la supervivencia de células expuestas a agentes que dañan el ADN. P53 controla el ciclo celular en la fase G1-S, impidiendo que las células repliquen su ADN cuando este presenta daños y permitiendo que sea reparado. En caso contrario P53 activa la apoptosis celular, impidiendo que una célula con el ADN defectuoso se multiplique. Su ausencia provoca una proliferación incontrolada de la célula, origen de neoplasias y tumores malignos.

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P53 reconociendo un fragmento de ADN

Si queremos jugar a ser Dios debemos conocer todas las reglas del juego pues, en caso contrario, el desconocimiento de una regla traerá un castigo severo… En palabras de Albert Einstein: “Dios no juega a los dados…”